Fin de la primera evaluación. El primer trimestre suele ser el más duro. Por lo que dura, por el hecho de afrontar nuevos módulos profesionales. Nuevo alumnado. Nuevos proyectos.
Los primeros días de vacaciones sirven para recuperar ritmos de sueño y vida más sanos. Menos preocupaciones, menos madrugones y algo de tiempo para parar, pensar, reflexionar y organizar las ideas. Y que mejor que dejarlo por escrito.
Si pensaba que septiembre había empezado con un ritmo alto, este mes y medio de octubre y noviembre me están llevando al límite.
En ocasiones siento que soy un malabarista, que con tres pelotas parece que tiene cierta destreza. Pero cuando pasamos de 3 a 5, sabes que tarde o temprano, alguna caerá.
Noviembre es un mes siempre cansado. Se hace antes de noche, comienza el frio y el primer trimestre coge velocidad y se trabaja mucho. Es un mes de movimiento, de tener la sensación que no se para, que en acabar una tarea en seguida me pongo con la siguiente para poder llegar a todo.